miércoles, 20 de julio de 2011

CONSEJOS PARA LOS QUE REALICEIS EL CAMINO

          La decisión de hacer el Camino de Santiago es una apuesta acertada. Y por la parte que nos toca y teniendo la experiencia de 300.000 pasos o lo que es lo mismo un tramo de 170 km. 
     
          Permitirnos que os demos unos consejos sobre lo  vivido, oído ,leído y consultado, a otros peregrinos, blogs o web relacionadas, esperando os ayuden  a todas aquellas personas que leáis y veáis este blog para comenzar a realizarlo.


           El titulo de este blog  "La Magia de un Camino" es una realidad, pues creemos que el camino te hace que entres en una dimensión mágica, compartiendo el presente con el pasado, comunicandose con personas de todas las nacionalidades y recibiendo las atenciones de todas los habitantes de las aldeas, pueblos y ciudades por las que pasas.


          También queremos compartir las fotos realizadas durante el camino para que comprendais las maravillas de las que fuimos cautivados.


                                   PREPARACION FISICA


          Recorrer cerca de 800 kilómetros durante un mes, día tras día, a priori parece un reto sólo alcanzable por un gran atleta pero lo puede superar con éxito cualquier persona.


          Ya lo dijo Rudyard Kipling: “Piensa que puedes y podrás, todo está en el estado mental”. Primero hace falta voluntad y preparar nuestro cuerpo para el esfuerzo que nos requerirá el Camino.
          Si realizas deporte con regularidad es aconsejable, al menos un par de meses antes, hacer senderismo con el calzado y la mochila que vayas a llevar al Camino.
          Los que no practiquen deporte deberán comenzar tres meses antes un entrenamiento progresivo en duración e intensidad:


PRIMERO.-   Conviene que realices una prueba de esfuerzo. El Camino de Santiago no es un paseo dominical a 5 o 6 km/hora.


SEGUNDO.-  Si puedes ir caminando al trabajo, hazlo, ya habrás comenzado tu preparación. Si prescindes del ascensor y te animas a subir las escaleras también habrás dado un paso de gigante.


TERCERO .-  Los primeros quince días, cuatro veces por semana, realiza paseos sin mochila y por lugares llanos. Comienza con una hora y aumenta la duración de forma gradual hasta las dos horas o más. No te obsesiones por la velocidad, en el Camino no la vas a necesitar. Se trata de adquirir fondo y de fortalecer los músculos.


CUARTO.-  Durante los siguientes quince días continúa con estos paseos pero varía el itinerario y aumenta algún día la duración. Escoge trazados que alternen llano con subidas y bajadas. Pasado el primer mes ya podrás caminar fácilmente tres horas por cualquier terreno. Antes de las caminatas no olvides hacer ejercicios de movilidad articular incidiendo en el cuello, los hombros, la cintura, las rodillas y los tobillos. A su vez realiza estiramientos suaves antes de cada salida y más profundos tras el esfuerzo. Relajan, aportan flexibilidad y son eficaces para evitar lesiones.


QUINTO.- El segundo mes realiza al menos tres paseos largos entre semana y aprovecha el fin de semana para hacer rutas de senderismo asequibles. Es muy conveniente hacerlas con el calzado y la mochila que vayas a llevar al Camino (meter enlace de elección del calzado y la mochila). Comienza con rutas de un par de horas y termina con recorridos de entre 3 y 4 horas.


SESTO.-  El tercer mes mantén la carga del anterior y atrévete las últimas dos semanas, sin forzar, a subir algunas montañas que tengan un desnivel de entre 500 y 800 metros. En estos 90 días habrás fortalecido tu corazón, tus músculos y tendones, y ya estarás a punto para disfrutar de la peregrinación.


SETIMO.-  Es importante hidratarse durante el ejercicio y también alimentarse en las excursiones de mayor duración.






OCTAVO.-  Hay que mantener una postura adecuada, caminar erguido mirando al frente o al camino principalmente.



NOVENA.-  Llevar las manos libres para que el andar sea natural. Si la salida es larga, se puede ayudar de un bastón o, mejor aún, de dos. En terrenos inclinados reducen hasta un 20 o un 30% de sobrecarga a las piernas.




                                PLANIFICACION PREVIA


          El viaje comienza en el salón de casa. Es útil documentarse sobre la ruta que se pretende realizar y elaborar un calendario previo atendiendo a los días disponibles y al número de etapas a completar, aunque luego se varíe durante la peregrinación.

          Conocer de antemano los pueblos a visitar, sus tradiciones, las comarcas y el paisaje, es gratificante y haras más provechoso el viaje.
              Es muy recomendable acudir a una Asociación de Amigos del Camino de Santiago - en España hay más de 50 repartidas en casi todas las provincias- cuyos socios aportan desinteresadamente información y consejos. En sus sedes o en las parroquias se puede adquirir la credencial.


       
           Éste es un documento que sirve de salvoconducto e incluye unas casillas que se deben sellar al menos una vez al día, ya sea en el albergue, en un establecimiento o en una iglesia. Es indispensable llevarla si se desea pernoctar en los albergues de peregrinos públicos y en algunos privados. Una vez en la Oficina del Peregrino de Santiago sirve para atestiguar que se ha realizado la peregrinación y obtener la Compostela.


                    ¿QUE CALZADO ES EL MEJOR?




                         ¿BOTAS O ZAPATILLAS?

         El pie del peregrino descubre todas las superficies posibles: el asfalto, el hormigón, la zahorra de las pistas agrícolas, la incómoda gravilla, los suelos terrizos, arcillosos o calizos, etc. Tal disparidad origina serias dudas en la elección del calzado que mejor se adapte a todas y cada una de las superficies descritas.


          Se necesita un calzado ni muy ligero ni muy pesado, que sea flexible y que aporte una buena estabilidad. Todas estas características las reúnen las zapatillas de trekking y el calzado trail running que utilizan los corredores de montaña. Ambas son más ligeras que las botas de senderismo y aportan mayor flexibilidad y amortiguación.


        La suela es más resistente y soporta mejor los impactos y el peso de la mochila que la de una zapatilla de atletismo convencional.
Este calzado desde luego que no es el mas aconsejable


         El tejido impermeable y transpirable Gore-Tex evitará que se moje el pie y evacuará el sudor al exterior. Las botas de montaña protegen mejor los tobillos y los posibles impactos de las piedras pero son más pesadas, recalientan más el pie y son muy incómodas sobre el asfalto.
         La experiencia aconseja probar primero con zapatillas de trekking o trail running.


       ¿QUE TIPO DE MOCHILA LLEVAREMOS?




Merece la pena gastar dinero en una buena mochila. Es el caparazón del peregrino, la casa que lleva a cuestas.


          Su capacidad debería rondar entre los 40 y 50 litros. Cuanto más grande sea más pesará en vacío y más la llenaremos. Una vez llena no debería superar el 10% del peso del caminante que la porte.

           Por ejemplo, una persona de 70 kilos deberá cargar una mochila de entre 7 u 8 kilos. Todo el peso que rebase esta cifra pasará factura en forma de sobrecargas o contracturas musculares.

          Sus costuras deben ser fuertes, las hombreras acolchadas, con refuerzo lumbar y correas ajustables para la cintura y el pecho. Debe contar con un sistema que permita su regulación según la altura de cada usuario. No hay que ir a la moda de los escolares y es fundamental ajustar las correas de forma que el peso descanse sobre la espalda y no tire de los hombros. La funda impermeable es imprescindible para cubrirla en días de lluvia. Muchas ya la traen pero algunas no cumplen bien su función y calan rápido, así que a veces interesa comprar una aparte más resistente.

               VIAJAR CON LO INDISPENSABLE

Hacer la mochila es una de las tareas que más quebraderos de cabeza da a los peregrinos:
 ¿Qué meto?
 ¿Dejo esto en casa?
¿Utilizaré el poncho?

Aparte de la ropa que se lleve puesta, éste podría ser el equipaje para el verano:


         Un saco de dormir ligero. Siempre hay que llevar saco a no ser que se pretenda dormir en hoteles. Salvo contadas excepciones no hace frío dentro de los albergues, así que es inútil cargar con un saco pesado ideado para dormir en el exterior. Un saco de fibra capaz de aislar temperaturas entre 10 y 15 grados es suficiente.



  • Una cantimplora de un litro o una camelback de la misma capacidad.
  • Un par de bastones de trekking, si se está acostumbrado a llevarlos, o el clásico bordón.
  • Dos o tres mudas.
  • Dos pares de calcetines cortos de senderismo fabricados en poliéster.
  • Un par de camisetas de poliéster, una de manga corta y otra de manga larga (nunca de algodón, ya que no transpiran y tardan en secar).
  • Pantalones cortos de senderismo.
  • Una sudadera y una chaqueta ligera que sea impermeable.
  • Un poncho con cubre mochila que sea transpirable. El inconveniente es que suelen pesar unos 400 gramos.
  • Una visera o sombrero.

  • Una toalla de microfibras. Están fabricadas en poliéster y poliamida y se secan con rapidez. Se pueden encontrar en tiendas deportivas.

  • Chanclas para la ducha.


  • Un cepillo y pasta de dientes. Gel y champú para el aseo y una pastilla de jabón para lavar la ropa y, para quien lo necesite, unas cuchillas o maquinilla de afeitar.





  • Pequeño botiquín con aspirinas o ibuprofeno, crema solar de alta protección, tiritas, yodo y agujas esterilizadas para pinchar las ampollas. Son muy recomendables las cremas anti rozaduras para el pie y para el cuerpo. Si se hace el Camino en compañía lo más sensato es llevar un botiquín conjunto y repartir el peso.



  • Gafas de sol.



  • Una linterna frontal



  • El DNI, la Tarjeta Sanitaria, una tarjeta de crédito y la credencial del peregrino.



  • Una navaja. También imperdibles y varias pinzas, muy útiles para secar la ropa durante o al final de la etapa.





  • El móvil, una cámara de fotos (si queremos más calidad) y sus cargadores.



  • Un par de tapones para los oídos para no escuchar los ronquidos




  • Y para los meses más fríos basta con que los calcetines, las camisetas y los pantalones sean de invierno. También hay que llevar un gorro, una braga y unos guantes.
    Se debe sustituir la chaqueta ligera por un cortavientos impermeable. Ésta es la parte del equipo más cara pero merece la pena invertir el dinero en ropa de calidad. Unas mallas de fibra polar para llevar debajo de los pantalones e incluso para dormir no están de más. En invierno se recomienda llevar el sistema de capas: como primera capa una camiseta interior térmica muy transpirable; de segunda una camiseta técnica de manga larga y por último el cortavientos.

    MOCHILA A CUESTAS, BORDON EN MANO
    Y A CAMINAR.

               Recorrer etapas largas y a buen ritmo los primeros días surte el mismo efecto que sacarse el carné de conducir, comprarse inmediatamente un Ferrari y ponerlo a 200 kilómetros por hora a la salida del concesionario.







                   El riesgo de accidente, en nuestro caso lesión, será del 100%. El refrán "camina como un viejo y llegarás como un joven" es el mejor consejo que puede recibir un peregrino profano. Durante las tres primeras jornadas no es recomendable recorrer más de 20 kilómetros al día. Desaparecidas las agujetas y las molestias iniciales se puede aumentar el número de kilómetros progresivamente hasta los 30 ó más por jornada, pero una buena media son 25 kilómetros.


              En el Camino abundan los deportistas que se atreven con caminatas de 40 y 45 kilómetros diarios, aunque algunos de ellos son víctimas de las temidas tendinitis. Las más frecuentes son las del tendón peroneo y las del talón de Aquiles. Para prevenir posibles lesiones hay que realizar una sencilla tabla de estiramientos antes de andar y al finalizar el ejercicio, sobre todo estirar las piernas (ingles, cuádriceps y gemelos), la espalda, las lumbares y los hombros. El best seller de los estiramientos es la obra 'Estirándose', de Bob Anderson.


    COMO ALIMENTARSE DURANTE LAS ETAPAS



           Es fundamental dedicar tiempo suficiente a disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales (cereales en copos, pan, tostadas, pan de molde...), fruta o zumo y complementos (mantequilla o margarina, queso, fiambres, mermelada, miel, azúcar, etc).
       Puesto que cada etapa se tarda en realizar una media de 6 horas, conviene que cada 60 ó 90 minutos nos tomemos un breve descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono, lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio, y sobre todo por dos razones fundamentales: evitar la pájara y la deshidratación


               Durante el ejercicio continuado, el agua es tan importante como los hidratos de carbono, sobre todo en días de mucho calor y humedad. Es un error relativamente generalizado no beber agua ni antes ni durante el ejercicio, así como esperar a tener sed o hambre para comenzar a beber agua y tomar alimentos.

              Caminar con el estómago lleno no es saludable. La comida más importante del día hay que hacerla al final de la etapa y, si la jornada se alarga y es necesario comer de mesa durante la marcha, conviene optar por un bocadillo o un plato ligero de pasta o verdura.

            
            Asimismo resulta fundamental la rehidratación una vez concluida la etapa, incluyendo agua e hidratos de carbono; y si la transpiración (sudor) ha sido importante será preciso, además de hidratar, reponer los electrolitos perdidos.


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